Las emociones forman parte de la naturaleza humana. Sabemos que la alegría, la tristeza, el miedo, la ira y la sorpresa están presentes en todas las personas aunque se manifiesten de forma diferente según la cultura de cada país. Sin embargo, una de ellas está en la base de muchos trastornos psicológicos que han prevalecido hasta nuestros días. Sin duda el miedo es la emoción más paralizante pudiendo limitar nuestras vidas hasta un punto nocivo para la salud. Con frecuencia nos olvidamos de que comparte el mismo origen que el resto de las emociones que son parte de nuestro repertorio, todas ellas nacieron para ayudarnos a sobrevivir. La función del miedo era la de protegernos ante el ataque de un animal y lo conseguía poniendo en marcha la respuesta de lucha-huida que conlleva una alta activación ansiedad3fisiológica. En esas situaciones pelear o huir eran respuestas efectivas para conservar la vida. Lo que sucede es que hoy en día esa reacción ya no resulta útil de cara a superar las amenazas que nos rodean en el día a día.

Los miedos contemporáneos más frecuentes son los que implican daños en nuestra valía personal, pérdidas, fracasos, sucesos futuros desagradables y toda aquella situación que nos cause sufrimiento. Un aspecto común a todos los trastornos de ansiedad es el miedo al miedo que hace saltar las alarmas en mente y cuerpo movilizando recursos para afrontar la situación
que tememos. Esta respuesta de lucha-huida previa induce una sensación de malestar que en muchas ocasiones conduce a la evitación de la situación real. De esta forma se crean patrones de comportamiento en la persona que no se expone a la realidad y esto se convierte en un problema limitando su vida de manera significativa.
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Las Terapias de Tercera Generación aportan una nueva perspectiva en el tratamiento de la ansiedad. En concreto, la Terapia de Aceptación y Compromiso conocida como ACT, ha demostrado su eficacia en diferentes estudios obteniendo una reducción importante de los síntomas, aunque éste no constituyera un objetivo terapéutico inicial. ACT ofrece toda una filosofía de vida basada en la aceptación de la experiencia y el compromiso con acciones que sean congruentes con los valores personales. Así podemos destacar cinco conceptos que se trabajan en terapia con ACT:

  • ansiedad1Aceptación del sufrimiento como parte de la vida siendo compartido por todos los seres humanos.
  • Toma de contacto con el momento presente bajo las directrices del Minfulness de aceptar, no juzgar y centrar la atención en el aquí y ahora.
  • Yo como contexto, en contraposición a la fusión con los contenidos de la mente. Una manera de desliteralizar el lenguaje interno es a través de metáforas y ejercicios experienciales que ayuden a etiquetar los eventos mentales tal y como son. Por ejemplo, viendo los pensamientos como pensamientos, los sentimientos como sentimientos y los recuerdos como recuerdos.
  • Compromiso con nuestra conducta, guiarla en un sentido constructivo y tomar responsabilidades sobre la misma.
  • Valores personales como los cimientos sobre los que levantar una vida llena de sentido.

Desde las Terapias de Tercera Generación la ansiedad en sí no es un problema, sino que son los continuos esfuerzos que realiza la persona para combatirla lo que se vuelve patológico. Propone la aceptación como alternativa a la batalla interna contra los síntomas, la acción comprometida frente a la evitación y los valores personales como brújula para saber dónde está el norte en el que creemos y dirigir nuestra conducta hacia él. En definitiva, es un enfoque que enfatiza el papel activo del individuo con la capacidad suficiente para tomar las riendas de su propia vida y reestablecer su bienestar.

Paula Fernández Rivas
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Por Paula Fernández Rivas

“La felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu hombro. La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida” Viktor Frankl

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