Las siglas TDAH se han hecho tan populares que mucha gente sabe a qué hacen referencia: al trastorno por déficit de atención con hiperactividad. De la misma manera, asociamos este nombre con tres problemas principales: déficit de atención, actividad excesiva e impulsividad. El Dr. Russell Barkley, para muchos considerado el padre del TDAH, en su último modelo pone de relieve la importancia de las funciones ejecutivas para entender las limitaciones que presentan los niños y niñas con el trastorno en su vida diaria.

Las funciones ejecutivas incluyen una serie de habilidades mentales que nos permiten controlar nuestra propia conducta. Gracias a estos procesos somos capaces de dirigir nuestro comportamiento, mantener la atención en lo relevante, persistir en nuestros esfuerzos y conseguir nuestras metas.

En el TDAH las funciones ejecutivas están deterioradas, mostrando problemas significativos en la atención sostenida, dificultades para resistir distracciones y para inhibir la actividad excesiva irrelevante para la tareas y también acciones, palabras, pensamientos y emociones socialmente inapropiadas para la situación o inconsistentes con los objetivos a largo plazo y bienestar general. Estos déficits en las funciones ejecutivas impiden una buena adaptación del niño/a en los ámbitos académico, familiar, personal y social.

Un mal funcionamiento de las funciones ejecutivas se traduce en una pobre autorregulación, inadecuada para el nivel de desarrollo del niño/a. Existe un deterioro en la capacidad para regular internamente la conducta, lo que impide mantener las acciones en el tiempo hacia la consecución de metas específicas y el futuro en general. Esto explica porqué los niños y niñas con TDAH se benefician de la externalización de la información que les permite organizarse en la realización de tareas y seguimiento de órdenes.

Según Barkley, el TDAH puede presentarse como un trastorno del desarrollo del autocontrol, en el que las carencias para controlarse a uno mismo hace que disminuya la capacidad individual para hacer frente a las responsabilidades para consigo y los demás. Engloba problemas para controlar los impulsos, un deterioro en la capacidad para controlar la conducta a lo largo del tiempo y mantener en mente metas y consecuencias futuras.

Algunos autores señalan la inhibición del comportamiento como el problema principal en el TDAH. Tiene que ver con el deterioro en la capacidad para inhibir reacciones inmediatas y hacer uso del aucontrol en el momento presente y futuro.  Uno de los síntomas característicos del trastorno es la impulsividad, que se relaciona con los problemas para autorregular la conducta. Los problemas en el control de impulsos conllevan dificultades para organizar, planificar y dirigirse hacia objetivos.

Los niños y niñas con TDAH viven continuamente en el presente, no miran hacia el futuro próximo y lejano, estando bajo el control de los acontecimientos del momento. Esta situación les lleva a tomar decisiones inadecuadas, recibir consecuencias negativas a su comportamiento y a fracasar en la consecución de metas que se han propuesto o que les fijan los otros.

El uso inadecuado de las funciones ejecutivas en el TDAH hace que su comportamiento esté más controlado por las consecuencias inmediatas, y que su atención esté más puesta en el aquí y ahora que en el futuro próximo y lejano. El habla autodirigida está deteriorada y por tanto, tienen dificultades para seguir normas o instrucciones. Esta menor capacidad para regular su conducta en función de las órdenes o instrucciones, les crea problemas en casa, en el colegio y también con los compañeros y amigos. Por ejemplo, cuando un/a niño/a con TDAH está ante una tarea, no podrá hablar consigo mismo/a sobre la importancia de ese trabajo, recordarse las recompensas que ganará por terminarlo y los castigos que recibirá por no hacerlo, tampoco encontrará formas de hacer el trabajo más interesante. El diálogo interno permite prever las consecuencias futuras para reforzarse a uno mismo y seguir adelante con una tarea difícil.

A medida que los niños y niñas maduran, las gratificaciones que se aplazan en el tiempo se convierten en más atractivas y es más probable que valoren y trabajen para conseguirlas, con un buen uso de la autorregulación. En diferentes experimentos se ha puesto de manifiesto que en el TDAH se producen dificultades con las gratificaciones aplazadas. En comparación con otros/as niños/as de la misma edad, los menores con TDAH optan por trabajar menos por recompensas pequeñas e inmediatas que trabajar más por una recompensa mayor pero que no está disponible en mucho tiempo.

Hay teorías sobre el TDAH que ponen primero el bajo control de impulsos en la secuencia de desarrollo del trastorno. De esta forma serían los problemas en la inhibición del comportamiento lo que entorpece el desarrollo adecuado del habla interna. Más adelante estos déficits en la autorregulación dificultarán la adquisición de habilidades de autocontrol impidiendo el uso de planes y metas para guiar el comportamiento.

La comprensión de la naturaleza del TDAH resulta esencial de cara a implementar intervenciones eficaces en los diferentes contextos. Los niños y niñas que presentan las características clínicas mencionadas, pueden beneficiarse de acomodaciones en los entornos que compensen el inadecuado funcionamiento de las funciones ejecutivas. Adaptando los ambientes a las necesidades de los menores con TDAH les ayudaremos a afrontar efectivamente las tareas y a conseguir sus objetivos.

Paula Fernández Rivas
Sígueme en
Últimas entradas de Paula Fernández Rivas (ver todo)
(Visited 1.123 times, 1 visits today)

Por Paula Fernández Rivas

“La felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu hombro. La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida” Viktor Frankl

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: