La empatía es uno de los componentes de la inteligencia interpersonal y consiste en la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona; es decir, ser capaz de pensar, de sentir adecuadamente lo que ella siente.Para ello, no hay que captar sólo el nivel verbal de contenido, sino lo que hay detrás de las palabras y los gestos: situación personal, afectiva y emotiva de la otra persona.
Una escasa empatía podrá dar lugar a problemas de tipo interpersonal y de ajuste social. Para aquellas personas cuyo desarrollo empático es escaso, valores como la tolerancia, el respeto y la solidaridad les resultan ajenos a su forma de ver el mundo, sumiéndoles en un perpetuo egocentrismo e inmadurez social. La toma de decisiones tendrá como foco sus propios intereses sin contemplar la perspectiva del otro. Las habilidades sociales de interacción inicial se basarán en el previo cálculo de los réditos y beneficios que obtendrá a costa de los demás por eso es tan necesario trabajar este componente de la Inteligencia Emocional en nuestras aulas
Ser capaz de tener en cuenta al otro en dimensiones cada vez más profundas facilita las relaciones sociales y contribuye al desarrollo moral del individuo. Además, este factor de protección juega un papel esencial en la búsqueda de la propia felicidad en paralelo a la orientación actitudinal y emocional hacia el logro del bienestar del otro.
Reglas básicas para lograr la empatía con los alumnos en el aula:
La capacidad de ponerse en el lugar del otro no quiere decir que compartamos sus opiniones, ni que estemos de acuerdo con su manera de interpretar la realidad. Una de las habilidades básicas para entender al otro es saber escuchar, así como atender también a su comunicación no-verbal. Aprender a escuchar supone enfocar toda nuestra atención hacia el otro, dejar de pensar en lo que queremos decir o en lo que nosotros haríamos.
1.- Interesarse por los problemas o asuntos que el/la alumno/a quiera comunicar.
2.- Semblante sonriente y natural.
3.- Recordar siempre el nombre de quien se dirige a ti y pronunciarlo al hablar con esa persona.
4.- Procurar escuchar de manera respetuosa.
5.- Mostrarse como una persona sincera y procurar que la otra persona se sienta importante y segura de sí misma.
6.- Demostrar respeto por las opiniones ajenas.
7.- Cuando te equivoques admítelo sin reparos.
8.- Dejar que sea el alumnado quien más hable.
9.- Mostrar simpatía por las ideas y deseos del alumnado.
10.- Permitir que los/as alumnos/as salven su prestigio ante una situación embarazosa.
Efectos de la mejora de la empatia:
- Desarrolla notablemente la sensibilidad social. El individuo se hace cada vez más consciente del entorno social que le
rodea. - El alumno se capacita para incorporar valores de índole proactiva, como la generosidad, el altruismo o la tolerancia, desencadenando toda la gama de comportamientos acordes con los referidos valores.
- Contribuye a una mayor extensión y riqueza de la competencia social.
El trabajo educativo en la mejora de la empatía:
Con alumnos jóvenes la promoción de la empatía se inicia con acciones que despierten la capacidad para detectar estados emocionales en uno mismo y en los demás, discriminar las señales no verbales que reflejan las distintas emociones, proceder a su etiquetación e investigar cuál es el comportamiento competente ante las mismas.
A medida que los alumnos avanzan en su desarrollo madurativo, pueden emplearse técnicas proyectivas y juegos de roles que darán lugar a situaciones en las que podrán identificarse con distintos estados emocionales y explorar todo tipo de argumentos cognitivos y reacciones emocionales observadas en los demás.
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