El ciberacoso puede ser definido como una nueva forma de acoso escolar que utiliza las nuevas tecnologías de la comunicación para acosar a las víctimas, es un fenómeno silencioso, que produce graves consecuencias en las víctimas y los que le rodean, y que suele escaparse a las formas tradicionales de observación y detección, pero no por eso es menos dañino que el acoso tradicional.

Internet y las redes sociales han entrado en nuestras vidas con mucha rapidez y a un ritmo vertiginoso se van produciendo cada vez más novedades, debido en gran parte a la gran cantidad tanto de información como de recursos que ofrece. Los adultos lo usamos a diario, pero los niños y adolescentes todavía más ya que se consideran como nativos digitales ya que disponen de estos recursos desde su nacimiento.

Estamos hablando, por lo tanto,  de una forma de violencia que puede causar muchos problemas si no es intervenida a tiempo, no es un juego de niños.

En base a estas afirmaciones, por lo tanto, podemos afirmar que existe ciberacoso cuando, de forma repetida, un alumno recibe de otros compañeros mensajes de texto o de voz, imágenes fijas o videos, con la finalidad de socavar su autoestima y dignidad personal y dañar su estatus social.

A diferencia del bullying, en el ciberacoso los observadores pueden estar presentes o ausentes en la situación de ciberacoso. Todos como usuarios y receptores de mensajes, visitantes de redes, chats, foros, podemos en un momento de consulta, de reenvío y etiquetación de algún mensaje o sitio de votación convertirnos en testigos de ciberacoso.

El acoso escolar es un fenómeno social y grupal porque afecta tanto a agresores y víctimas como a los observadores. Estos, pueden amplificar oinhibir la agresión, ya que únicamente su presencia motiva a los agresores a seguir actuando así o aumenta la cohesión grupal, evitando esta situación (Calmell y Escudé, 2004). Según Caurcel y Almeida (2006) las emociones atribuidas a los observadores son la indiferencia, la vergüenza y la culpa. El hecho de atribuir indiferencia a los espectadores implica que se los está catalogando de pro-agresores, dada la ausencia de sentimientos negativos y empatía hacia las víctimas y que, con su actuación, permiten que dicha situación se produzca.

Los observadores actúan de distintas formas cuando presencian situaciones de acoso escolar, habiendo diferencias de comportamiento según estén estos alumnos escolarizados en educación primaria o secundaria” (McLaughlin, Arnold, y Boyd 2005). En los alumnos de secundaria la respuesta que más observamos es socorrer a la víctima (39,9%) después ignorar la situación de acoso (36,9%); al contrario que en primaria puesto que tan solo el 22,2% considera adecuado llamar al profesor.

Así, el hecho de que el grupo de observadores muestre indiferencia ante una agresión bien sea física o psicológica, hace que la situación se perciba tanto por la víctima como por el agresor como algo normal, desprotegiendo aún más a la víctima, aumentando su sensación de indefensión y apoyando las conductas violentas de los agresores, con las consecuencias que estas actuaciones llevan aparejadas.

Noelia Carbonell Bernal
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Por Noelia Carbonell Bernal

"Lo único que hace inalcanzable algo es dejar de luchar"

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