La igualdad de género es garantizar la igualdad en derechos, responsabilidades y oportunidades, sin que dependan del sexo con el que nacimos. Ésta incluye la equidad de género, que supone dar un trato igualitario o uno diferenciado pero equivalente en derechos, beneficios, obligaciones y posibilidades. Se trata de reconocer la diversidad de los diferentes grupos de mujeres y hombres. 

En el Siglo XXI seguimos educando en la desigualdad frente a la igualdad de géneroVamos a ver cómo esto es cierto para los tres contextos más importantes de cualquier niño y de cualquier niña: la familia, la escuela y los medios de comunicación.

El primero de ellos, la familia, tiene una influencia muy significativa en la manera en la que se perciben los niños y las niñas a medida que crecen. Por un lado, es cierto que padres y madres suelen potenciar diferentes cualidades según el sexo de sus hijos e hijas, en niñas se fomenta la sensibilidad, el miedo, la obediencia, la dependencia y la afectividad. En cambio, en niños se atiende más la agresividad, la competitividad y la independencia. Por otro lado continúa prevaleciendo un reparto desigual de las tareas domésticas en el hogar, sigue siendo la mujer la que generalmente cocina, limpia y se encarga principalmente de los cuidados y la educación de los niños y niñas. De esta manera se perpetúan los estereotipos de género que ha establecido la sociedad para hombres y mujeres.

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En un estudio realizado por las Universidades de Princeton, Nueva York e Illinois y que fue publicado en la revista Science, se analizó en 400 niños y niñas con edades de 5, 6, y 7 años si la manera en la que se percibían a sí mismos variaba en función de su sexo. Lo que encontraron fue que existían diferencias sustanciales entre los niños y niñas de 5 años en comparación con los de 6 y 7 años. Los autores determinaron que es la edad de 6 años cuando las niñas comienzan a percibir su género como inferior al masculino.

El segundo contexto en el que niños y niñas reciben una educación desigual es el de la escuela. Aún hay maestros y maestras que de manera inconsciente transmiten los mensajes sexistas que recibieron desde su infancia. Los estereotipos de género están presentes cuando se muestra una tendencia a detectar aquello que están esperando encontrar según el sexo, por ejemplo que las niñas son constantes, más ordenadas, trabajadoras y maduras. También es habitual aplicar diferentes parámetros educativos de manera que los niños reciben más castigos por emitir conductas agresivas como insultar, pegar, humillar, etc, que las niñas, haciendo más probable que se detecten problemas de conducta en el género masculino.

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Estamos educando en la desigualdad frente a la igualdad de género cuando en los libros de texto no figuran las mujeres y sus logros. La “invisibilización” de la mujer se ha señalado en un estudio llevado a cabo por una catedrática de la Universidad de Valencia. Durante 9 años ha elaborado una amplia base de datos con las aportaciones de mujeres a lo largo de la historia. En ese estudio se ha encontrado en que en los libros de texto de secundaria las referencias a mujeres es de apenas el 7%, y disminuye hasta el 5% en materias de ciencias o el 1% en las tecnológicas.

Este fenómeno se ha puesto de manifiesto en un experimento realizado por Microsoft para el Día Internacional de la Mujer. Consistía en un vídeo en el que se pedía a niños y niñas que nombraran mujeres científicas conocidas. Ninguno ni ninguna fue capaz de responder a la pregunta. En cambio no tuvieron problemas para nombrar a varios hombres científicos inventores. Son las “mujeres invisibles” de nuestra historia.

Por último, los niños y las niñas de hoy son nativos digitales y reciben mucha información de diferentes medios de comunicación. Las imágenes que les llegan a través de Internet y de la televisión están llenas de estereotipos tradicionales: por un lado tenemos a la mujer como madre, ama de casa, educadora, que le gusta ir de compras con sus amigas. Por otro lado, está el hombre atleta, experto en finanzas, gran empresario, que hace grandes aportaciones a la sociedad. También es habitual encontrarse con un lenguaje sexista que utiliza el masculino como genérico y que da un papel activo al hombre y un rol más pasivo a la mujer. Algo que también se visualiza en los juguetes que se anuncian para uno y otro sexo, las niñas juegan a ser princesas y profesoras, mientras que los niños se divierten jugando a ser mecánicos o supehéroes.

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En una investigación realizada entre 2009 y 2012 se analizaron las campañas de publicidad de las Navidades. Encontraron que en los anuncios que tenían que ver con la estética física, lo doméstico y la maternidad, salían niñas como actrices. En los anuncios analizados por los investigadores el valor de la belleza iba ligado exclusivamente al género femenino. En cambio, en los anuncios que salían niños como actores los valores predominantes eran los del poder y la fuerza.

Los mensajes que transmitimos a los niños y niñas de hoy desde los diferentes contextos de sus vidas refuerzan la idea de que mujeres y hombres tenemos diferentes cualidades y roles por el sexo con el que nacimos. En la medida en que sigamos extendiendo estos mensajes, seguiremos educando en la desigualdad frente a la igualdad de género.

Paula Fernández Rivas
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Por Paula Fernández Rivas

“La felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu hombro. La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida” Viktor Frankl

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